MRD se propone transformar el país promoviendo e impulsando nuevos y mejores valores de responsabilidad pública, honestidad y decoro indispensables para decentar la política. Nos proponemos combatir la corrupción, ya endémica, recuperar lo robado y sanear la justicia. Fomentaremos una ciudadanía activa, consciente de sus derechos y comprometida con la defensa de estos para construir una democracia funcional, confiable y capaz de restaurar la confianza del país en los lideres políticos y las instituciones para que tengamos un futuro mejor y más justo.
Trabajamos con la visión de un país libre de corrupción, pero sobre todo con tolerancia cero a este tipo de conducta y comportamiento. Queremos un sistema de justicia accesible, bien pensado y estructurado capaz de responder a las necesidades de una sociedad cada vez más exigente y consciente de sus derechos. Trabajaremos por una democracia autentica, respetando la ciudadanía y sus derechos para que su participación sea clave en todo el proceso de toma de decisiones. Aspiramos a un país basado en la justicia, el respeto al trabajo, al esfuerzo, a la familia y a los valores sobre los cuales ha sido construida nuestra nacionalidad.
Rendición de cuentas y régimen de consecuencias para todas las formas y manifestaciones de inconductas.
Proveer y fundamentar un sistema judicial capaz de asegurar derechos y deberes para todos.
Las decisiones se tomarán sobre una base ética fundamental.
Exigir una gestión eficiente y responsable de los recursos públicos siempre sujetos a rendición de cuentas.
Combatir las desigualdades y gobernar en beneficio de un país donde se protegen los más vulnerables.
La democracia y su sostenibilidad debe depender del nivel de participación de la ciudadanía y no de la buena voluntad de los gobernantes.
Trabajar para preservar una Republica Dominicana libre y soberana.
Es esencial que los jóvenes encuentren referentes que representen los valores de transparencia, justicia y responsabilidad pública. Estos líderes deben motivar a la juventud a convertirse en actores comprometidos con el fortalecimiento de una democracia auténtica.
Deben también enseñar a los jóvenes a defender sus derechos y exigir un sistema judicial justo. Es crucial fomentar la participación ciudadana, incentivando a la juventud a ser parte activa de los procesos democráticos y exigir rendición de cuentas en la gestión pública.
A través del pensamiento crítico y la conciencia social, estos líderes estarán construyendo las bases para una democracia inclusiva y duradera. Así, se estará forjando un presente transformador y un futuro con un régimen de oportunidades y el fin de las exclusiones para las próximas generaciones.