Publicado por Autor Invitado
Dec 22, 2021
Así es como muchos de los habitantes de Martinica ven la historia de esta isla de ultramar francesa en el Caribe que para los turistas evoca sol, ron y playas con palmeras.
La esclavitud fue abolida en 1848, pero hoy los isleños son víctimas de un pesticida tóxico llamado clordecona que ha envenenado los suelos y el agua y se vincula a una alta e inusual incidencia de cáncer de próstata.
"Nunca nos dijeron que fuera peligroso", dice Ambroise Bertin, residente de la isla.
"Así que la gente trabajaba porque querían dinero. No nos dijeron qué era, ni que no era bueno. Por eso muchos se envenenaron".
La clordecona es un químico en forma de polvo blanco que los trabajadores de las plantaciones de banano de la isla poníandebajo de la frutapara protegerla de los insectos.
Bertin completó ese trabajo muchos años. Luego sufrió cáncer de próstata, una enfermedad que es más común en Martinica y Guadalupe, otra isla de ultramar francesa, que en cualquier otra parte del mundo.
Y los científicos culpan a la clordecona, que continuó usándose en las Antillas francesas mucho después de conocerse sus efectos nocivos.
"Nos solían decir que no bebiéramos o comiéramos nada cuando lo echábamos", recuerda Bertin, ahora de 70 años.
Esa fue la única pista que recibieron él y otros trabajadores en las plantaciones de banano de Martinica durante los años 70, 80 y comienzos de los 90. A muy pocos o ninguno se les recomendó usar máscaras o guantes.
Ahora muchos sufren cáncer y otras enfermedades.
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